domingo, 6 de diciembre de 2009

ELFRIEDE JELINEK

"Sí, lo artificial no debe ocultar el artificio, se le permite ser como es."





martes, 1 de diciembre de 2009

EN EL MARGEN


Yo me hago mi camino,
que lleva cerca y lejos;
sin voz y sin palabra,
en el margen estoy.

Robert Walser

Curriculum

Isaúl Ferreira es director actor e Investigador Teatral.
Egresado de la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD), ha cursado hasta cuarto año de la Licenciatura en Artes Combinadas, en la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires ( UBA).
Realizó seminarios de Perfeccionamiento en Dirección y Actuación con Alberto Ure , Manuel Iedvabni, Paco Redondo, Violeta Albacete
También se ha formado en Técnicas de Lenguaje Corporal con Maricarmen Arnó y Elina Matosso.
Ha realizado diversos seminarios de capacitación en el exterior que le ha permitido profundizar en la técnica denominada “La pratique du Mouvement” desarrollada por el bailarín y coreógrafo francés Hervé Diasnas. En la École des Hautes Études en Sciences Sociales de Paris, participó del seminario de “Estética y filosofía de la imagen en la obra de Berthol Brecht” dictado por el filósofo e historiador del arte George Didi-Huberman.
Como investigador ha expuesto trabajos en distintas Jornadas de estudio, organizadas por el Instituto de Artes del Espectáculo y por el GETEA (Grupo de Estudios de Teatro Argentino e Iberoamericano.)
Desde 1995 hasta la actualidad ha desarrollado actividad docente en forma particular y en distintas instituciones como “El Instituto de Formación del Actor”, con la dirección artística de Hugo Urquijo y el “Instituto de la voz Profesional” con la dirección de Carlos Demartino. Ha participado como docente en el área Teatro en la Secretaría de Educación no Formal.
Como actor ha intervenido, entre otras obras en: “El Cazador Americano” de Haroldo Conti, cooproducción con el Teatro General San Martín y la Dirección de Enrique Dacal. “La Noche de la Rata” de Copi con dirección de Maricarmen Arnó. “Fastos del infierno” de Michel de Gelderode con dirección de Guillermo Ghio. “Matadero” con dirección y dramaturgia de Marcos Rosenzvaig. “Somos” de Eduardo Pavlosky, dirección de Juan Carlos Fontana. “Los Ángeles Organizados” de Daniel Muxica con dirección de Eduardo Cuenca. Fue integrante del grupo “Teatro de la Libertad” dirigido por Enrique Dacal. En cine fue dirigido por Miguel Mirra en “Cuerpos y Armas”, “Pozo de Zorro” así como también en el documental “After Shakespeare” de Hanns Garrino.
Como director ha puesto en escena: “Construcción” creación colectiva, “Auto da Fe” de Tennessee Williams , “Todas Tenemos la Misma Historia” de Darío Fo. “Conchita o los descuidos del Arte” monólogo de Daniel Muxica. “La boda de los burgueses” de Bertolt Brecht, entre otros. Su último trabajo como director data del año 2007 en que dirigió “Acreedores” de August Strindberg que contó con el auspicio de la Embajada de Suecia y con los subsidios del Fondo Nacional de las Artes y PROTEATRO.
En la actualidad está realizando investigaciones sobre el desarrollo de metodologías y prácticas escénicas desde una perspectiva que implica una reconsideración de las poéticas del teatro en las tradiciones literarias y escénicas occidentales integrando los aportes de la filosofía, las artes figurativas y audiovisuales así como también la música en la búsqueda de una nueva poiesis iconico-temporal del gesto y del movimiento en su articulación con el lenguaje. Actualmente se encuentra ensayando "JACKIE" de la autora austriaca Elfriede Jelinek, material a estrenarse la temporada 2010, en la ciudad autónoma de Buenos Aires.






sábado, 21 de noviembre de 2009

DESTINO POLÍTICO DEL TEATRO AYER, HOY

"Es una característica del teatro ser impúdico, exponer públicamente lo que no debería exponerse."

Alain Badiou

lunes, 16 de marzo de 2009

La actriz, relato de un viaje.

Érase una vez un hombre joven dotado de abundante nostalgia
Robert Walser

La actriz ejercitaba el oficio de la actuación en una ciudad que se desintegraba sin prisa a orillas de un río que los habitantes habían declarado mar. Gran parte de ellos eran ancianos que desmemoriados de sí, jugaban a volver a ser niños; con el olvido desquiciado, desmesurados de locura, avanzaban a paso lento por las calles de aquel lugar que por ausencia de almas y a fuerza de maquinales costumbres, se empeñaba en parecerse a un pueblo pero jamás a una ciudad. En la playa, jóvenes taciturnos con la mirada impregnada de azul, imaginaban ansiosos épicas travesías y gestas libertadoras. Él río, ése que “habían declarado mar” como irónico bufón con aires huracanados creaba simulacros de tormentas. Una vez más resentido en su amargo dulzor, con magníficos artificios ponía en práctica su venganza, otras aquietaba el agua, despertaba abismos, espejaba monstruos, convertido no ya en mar sino en pozo. Así el acuático bribón encarcelaba los sueños de aquellos jóvenes que pensaban en el mar como un lejano recuerdo o una ensoñación. En una de las márgenes de la plaza, sobre una explanada, se erigía el coliseo. Una vez más, como augusto señor e importante mecenas patrocinaba el arte de la actriz. La noticia se había propagado en diarios y pasquines de páginas muy coloridas poblada de unos extravagantes personajes que decían pertenecer a la “alta sociedad”. Dictaban sentencias morales como: “Hay que viajar a la India para transformarse en más bondadoso”, que firmaba un pretendido monarca con ideas colonizadoras y mezquinas. También daban consejos que intentaban apaciguar la angustia que despierta el ocio. Como poción catártica, el anuncio del regreso de la star, con una fotografía retocada para vender juventud eterna, habilidad indispensable para convertirse en una pieza destinada a la sacralidad. Pero aquella imagen contrastada con la realidad, interpelaba a la mujer con su propio espectro. ¡Iba a comenzar la función!... Las luces de la sala comenzaron a apagarse lentamente, la oscuridad cedió ante el silencio. Un haz de luz atravesó el espacio: extravagante, exquisita, con una pretenciosa fascinación avanzaba. Su voz comenzó a encantar un círculo mágico de luz sonido y movimiento produjo que me olvidase del mundo hasta que estrambóticos sonidos profanaron el éxtasis. Me encontraba rodeado de viejos aplastados unos sobre otros, con quejidos casi agónicos, adormilados, los miembros inmóviles, como si estuvieran muertos. La actriz con leve reverencia llevó a cabo su ritual de agradecimiento, pero al levantar con altivez el rostro una mueca de tensión lo contrajo. El augusto amante y protector la había abandonado, el teatro estaba vació. Mi aplauso se prolongó con intensidad tratando de contagiar a la indiferente y poco numerosa platea, ella reclinó la cabeza una y otra vez, con reverencias renovadas. Saludó a la nada y se perdió entre cajas. Yo me di cuenta de que aún era joven; salí para la playa donde los muchachos bailaban al compás del tamboril. A los pocos días tome el ferry y partí.
Isaúl Ferreira Olivera